Las reglas del juego están sobre la mesa, pero algunos actores no cumplen y violentan el turismo de RD
El sector Turismo es probablemente una de las actividades económicas más vulnerables dada la cantidad de actores que la componen y una extensa cadena de sectores que impulsan el desarrollo de una nación con sus productos, tales como la agricultura, agropecuaria, fabricación, venta y distribución de artículos para habitaciones de un restaurante u hotel, camas, mesas, cristales, material gastable, toallas, planchas, secadores, colchones, puertas, ventanas, piezas de baño, cables eléctricos, pintura, cemento, varillas, arena, jardinería, plantas eléctricas, purificadores de agua, sistema de enfriamiento, cada una de estas suministradas por empresas que emplean una indeterminada cantidad de empleados, sin dejar a un lado las empresas constructoras.
A esto hay que sumar la cantidad de empresas dedicadas a los servicios como tour operadores, que sub contratan guías, y alquileres de vehículos, como autobuses, jeeps safaris, lanchas, barcos, buggies, etc y las tiendas de souvenirs, museos y vendedores ambulantes entre otros.
Lo anteriormente descrito, también se multiplica al tomar en cuenta que para movilizar los vehículos se debe surtir de combustible en estaciones que por igual emplean otro grupo de personas.
El panorama puede ir desde el agricultor o productor que cosecha un rubro o produce alimentos como huevos o cárnicos y forma parte de la cadena hasta llegar al destino final, bien sea un restaurante o un hotel y cada uno de las personas y empresas involucradas en esta dinámica, dependen de la llegada de un grupo de turistas, aquellos que viene a través de una campaña publicitaria bien sea del Ministerio de Turismo, de una agencia de viajes, o de una alianza entre hoteles turoperadores y aerolíneas y toman la decisión de visitar un determinado país, en el caso que nos ocupa, la República Dominicana, donde el Turismo es la principal actividad económica, superando a las remesas y la minería.
Descrito de una manera breve el panorama del turismo, podemos deducir que un importante porcentaje de la población del país depende directa o indirectamente de esta actividad. Pero, ¿Cuál es el riesgo y amenaza sobre el turismo? La sed de aprovecharse de los demás, la avaricia, el pensamiento de que el turista es millonario, porque viaja y tiene dólares consigo, el autoritarismo de adueñarse de rutas de transporte o áreas públicas, la falta de regulaciones precisas y aplicación y supervisión de las mismas, la corrupción, la viveza de aprovechar la
ignorancia de otros sobre costumbres o idiomas locales y pare de contar.
Desde hace unos años el sector turismo está lidiando con el problema existente en el sistema de transporte turístico de taxis en zonas como Punta Cana y Puerto Plata (Playa Dorada) en detrimento de la imagen de la República Dominicana, y tan solo por unos pesos más si importar la seguridad del turista que pasa a ser víctima de un sistema anacrónico que los gobiernos no han podido regular ante posibles acciones que incitan a protestas violentas con agresiones a la propiedad privada o bloqueo de vías de comunicación.
Al sector del transporte turístico, representado en este caso por los taxistas, no les importa las consecuencias que sus acciones agresivas pueden tener contra el país. A ellos les importa los US$30, US$40 que quieren cobrar a un turistas por una distancia que no amerita tales tarifas, las cuales además deben ser reguladas y autorizadas por una entidad gubernamental sin vicios de corrupción y que sean acordes al mercado internacional.
En los tiempos de pandemia se han intensificado los enfrentamientos verbales y físicos entre sindicatos y conductores de la aplicación UBER, e incluso en algunos caso, con personal de seguridad de instalaciones de hoteleras, generando una imagen contradictoria a la que se vende del país tropical caribeño y afectando a turistas internacionales que de seguro no regresan al país y sus comentarios serán negativos, además del elemento de las redes sociales y la viralización de imágenes que llegan a cualquier parte del mundo, que contrastan con la amabilidad y sonrisa del dominicano por la que millones de turistas han dado su buena opinión y han regresado.
La pregunta entonces es ¿Qué esperan las autoridades gubernamentales para poner fin a esta situación?, Es algo comparable con algunos casos que se han registrado en redes sociales sobre el comportamiento de huéspedes de algunos hoteles que no cumplen con las regulaciones establecidas, teniendo como resultado, miles de comentarios negativos y una imagen deplorable del país y esto luego de que se han realizado múltiples reuniones, se han redactado y emanado decretos y regulaciones al respecto.
La opinión recogida por Infotur Dominicano por parte de algunas personas consultadas, es que a los conductores de los taxis de los sindicatos deben ser examinados por psiquiatras, realizarles pruebas antidoping, que asistan a cursos de manejo de crisis, relaciones públicas, servicio al cliente, idiomas, e incluso de conducción de vehículos, entre otras opiniones y en cuanto a las unidades de la aplicación UBER que estén registrados legalmente como empresas contributivas y la documentación en regla y que se dé libertad al turista a seleccionar el servicio que prefiera, por lo que también estimula la oferta y demanda y los sindicatos ajusten a tarifas razonables y acordes con distancias y servicio
Se está jugando a que suceda una tragedia por los diversos enfrentamientos que incluso son registrado en redes sociales y que se viralizan por locales y extranjeros sin medir las consecuencias que esto puede afectar a todos los que hemos nombrado al principio de esta nota.
Se espera que el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), UBER, Ministerio de Turismo (Mitur), Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (Cestur), Asociación Nacional de Hoteles y Turismo (Asonahores), y otras entidades se sienten en una mesa de trabajo y se comprometan a cumplir lo que puedan acordar para que todas las partes puedan trabajar en pro del desarrollo del turismo sin ponerlo en peligro inminente como está ahora